25 marzo, 2008

Me pasa por comer carne el viernes santo

Para mi religión se trataba de un viernes despreocupado. Me levanté temprano, pero me hubiera levantado más tarde considerando lo que se avecinaba. Desayuné tostadas con queso crema light, pero de haberlo sabido me hubiera comprado media docena de facturas, todas con dulce de leche y crema pastelera, una sola con membrillo, y detalles de chocolate. Ordené y limpié el departamento y lavé ropa blanca (mi preferida), pero de seguro todas esas actividades hubiesen sido obviadas en su totalidad…de haberlo sabido. Se me hace tarde y me voy a almorzar con él, el menú contemplaba una rica carne, que no era la misma que la de él, porque él prefiere algo magro y yo la tierna carne que rodea la grasa, en este particular caso, las leyes del último día no estaban siendo quebrantadas, cada uno comía el pedazo de carne que mejor le sentaba, ninguno de los dos había renunciado a sus deseos y es así como deben vivirse las horas terminales. Por otra parte el acompañamiento – guarnición, no contentaba muchos mis deseos y sí los de él. Se trataba de una lechuga cansada con unos tomates que no son peritas, si no tomates, que yo misma había comprado con bastante descontento, claro está que yo no sabía …caso contrario unas papas fritas hubieran sido mi elección.
Terminado el almuerzo, acelero mi paso y voy al encuentro de ella, la que sería mi compañera y posiblemente el único testigo, cuando lo que iba a pasar, pasara.
Hablamos de travestis y su escueta salida laboral, de Cortázar (estaba escondido en el bolso de ella), de Italia, hormigas, migas de pan, de otro él, del futuro...y aquí me detengo...puesto que de haberlo sabido, no hubiera gastado mi último crédito en hablar de algo que nunca llegaría (la vida es como el servicio de telefonía celular, solo que nadie sabe a qué número llamar para chequear su crédito)
El sol se estaba escondiendo caprichosamente y decidimos partir…el viento soplaba cada vez más fuerte y las tiendas empezaron a desesperar su huída, mientras que las mercancías aprovechaban la ocasión para liberarse de su burdo destino.
Caminamos entre risas nerviosas y un viento furioso que pretendía robar nuestras pertenencias, cuando al fin sucedió lo que tenía que suceder, detrás de mí, rápida y seca, una maceta no lo soportó más y se rindió ante su tortuosa rutina de sostenerse para no caer al vacío. Chau maceta, the end, crash, pum, pam y como todos los suicidas, poco piensan en las posibles víctimas de su final apresurado. Detengo mi paso, y la miro fija, me río, ella también, pero ambas sabemos que si lo que tenía que pasar, hubiese pasado segundos antes, no estaríamos riendo en lo absoluto.
Menos mal que yo no sabía lo que sucedería y por suerte me levanté temprano, desayuné, limpié, comí y me encontré con ella e hice todo lo que tenía que hacer en el horario que lo hice, no podría imaginarme qué hubiera pasado si mi rutina de aquel viernes despreocupado se hubiera demorado 5 segundos.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Que mala leche, la maceta tenia su razon de ser, sacrificar su vida para caerte en la cabeza y acomodarte las ideas....pero pobrecita murio sin poder realizar su cometido..... en fin ya habra otra oportunidad! jajaja
TE QUIERO LOCURA!
Tu Prima

POX dijo...

no hay nada más reconfortante que el amor familiar ;)

Anónimo dijo...

No fueron cinco segundos de anticipación; me animaría a decir que apenas dos. Nada más que dos, los mismos dos que hubieran bastado para debatirme entre huir a Italia con una nueva identidad o juntar la cabeza con cucharita.
Mi santo viernes quiso que no tenga que optar. Pero qué bueno es decir soy ella.
Rebe

POX dijo...

Querida ella, dicen que Paris amerita una escapada también, hay mucho por visitar y se rumorea que también cuenta con un hermoso parque de diversiones...desafortunadamente, esta vez no te tocó escapar.

Mirta dijo...

Cuando la tragedia encarna la amable levedad del conformismo, tendemos a pensar que lo mejor es lo que tenemos.
No casualmente, querida amiga, Cristo murió luego de un banquete.
De haber recibido el infortunio (y todavía dudo de este término) sobre tu sesera, habrías muerto el mismo día que Jesús. Tu última cena consumada, y nosotros, tus feligreses habríamos impreso sendas estampas.
Aún con el concreto de que la muerte santificada no se apatriara, no puedo más que sentirme orgulloso.
Leo sus líneas y la sagre se hiela, los musculos se tensan y los tendones se contraen, haciéndo mover mis articulaciones.
Mis piernas se yerguen y desde la altura de mis talones, asumo que estoy parado.
No me queda más que aplaudirla, Pox.
Sencillamente brillante.

garr8 dijo...

Che mirta, a mi no me escribis tan largo...ah, y muy bueno lo del potus.

Mirta dijo...

Constanzo se caracteriza por su simpleza, por el talento sobre la síntesis.
En mi intento de ser consecuente con aquello, la brevedad de mis comentarios.
Espero sepas comprenderlo y no adoptar la posición obtusa del hijo único.
Yo también te quiero.

garr8 dijo...

drogadictos...

Gi dijo...

cuanta imaginación deslpega-á
y en la mezcla con la realidad provoca fuegos de pólvora!!!

hidraaaaaaaaaaaaaaaa

tame!!!

pd: ! ! !